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Saluda de Fulgencio Gil, Alcalde de Lorca

…poco a poco la Ciudad se va llenando de lorquinos. Aún con las maletas por deshacer comienzan los preparativos para la vuelta al trabajo, al colegio… Es víspera de feria septembrina y se registra una inusual vorágine.

La ‘vieja ciudad’ es un ir y venir de repartidores y operarios que descargan mercancías, barras, neveras, mesas, sillas… para la ‘Feria de Mediodía’. El albero de las Alamedas aún mantiene el frescor del rocío de la pasada madrugada que se dejará sentir hasta rozar el mediodía por la frondosidad de la arboleda que parece abrazar los paseos de este enclave que un escritor inglés, Joseph Townsend, comparaba con los de Oxford.

Y al otro lado del Puente de la Torta, en el Recinto Ferial del Huerto de la Rueda, los feriantes comienzan a descargar sus atracciones y las casetas de tiro, de la tómbola y las de turrones se van poniendo en pie. Aromas a arroz con pavo y hasta migas llegan de las cocinas de los chiringuitos. Aún no están abiertos, pero los que trabajan en su montaje no han podido resistirse a una buena comida como premio a tanto esfuerzo.

Lorca se despereza cada septiembre, se pone su mejor refajo -repleto de flores de mil colores- y presta se lanza a disfrutar de un cada vez más amplio abanico de actividades. En el ferial, conciertos y actuaciones, atracciones, chiringuitos donde degustar la mejor gastronomía lorquina… Y en el casco antiguo, la ‘Feria de Mediodía’ con música que sorprende a lorquinos y visitantes en cada plaza.

Las salas de exposiciones se abren de ‘par en par’ para dar la bienvenida a todos y cuentos y leyendas, títeres, marionetas y teatro, provocarán la risa de los más pequeños, mientras el deporte ‘toma’ la Ciudad, con las llamadas popularmente ‘Olimpiadas lorquinas’. En Lorca convergen estos días todas las artes, música, baile, pintura, poesía, literatura… mientras disfrutamos viendo las manos de nuestros artesanos moldear sus últimas creaciones en la Feria Regional de Artesanía.

No hay lugar mejor para visitar en septiembre que Lorca. Disfrutemos de la fiesta y seamos, un año más, los mejores anfitriones para los que, como nosotros, escogen cada septiembre compartir esta experiencia única que se llama Lorca. Y el año que viene, ¡habrá toros!

Saluda de María de las Huertas García Pérez, Concejal de Festejos

En septiembre, mis pies descalzos durante todo el verano, acostumbrados a las chanclas, volvían a encerrarse envueltos por calcetines en los zapatos. Mi madre me probaba vestidos, faldas y pantalones mientras repetía una y otra vez la misma frase: ‘¡Hay que ver lo que ha crecido esta niña este verano!’.

El bañador dejaba de ser mi principal indumentaria y la tristeza me embargaba al pensar que debía aparcar las ‘quedadas’ con los amigos a bordo de nuestras bicis para regresar a la normalidad. Poco me duraba la tristeza porque al pronto recordaba que septiembre en Lorca es el mes que en todo está por suceder.

Las chanclas daban paso a las esparteñas. Y con el refajo, nos encaminábamos a la ‘Feria Chica’ a ver a la Patrona, la Virgen de las Huertas, que como manda la tradición cruzaba el Puente de la Torta mientras florecían los limoneros, los naranjos y las rosas, para encaminarse a la Ciudad durante la Feria y Fiestas de septiembre.

Y corría de boca en boca que en el Huerto de la Rueda había una nueva atracción a la que todos queríamos subir, mientras escuchaba, una y otra vez, las canciones de los cantantes a cuyos conciertos esperaba me dejara ir mi madre. 

Esa ilusión por la llegada de septiembre, por la Feria y Fiestas de Lorca, por las atracciones, los conciertos… se acrecienta este año, aunque reconozco que, con ella, también la responsabilidad, la preocupación, la incertidumbre, por estar entre los artífices de las ‘Fiestas Grandes’ de la Ciudad.

Septiembre volverá a ser momento de reencuentro con la familia, amigos, compañeros de trabajo… visitantes que repiten, porque se sienten un lorquino más. Reconozco que ha sido muy difícil ‘salvar los muebles’, porque nos lo han puesto muy complicado, pero como se suele decir, uno se crece ante la adversidad y en la Concejalía de Festejos he encontrado el mejor apoyo, un impresionante equipo humano que se ha dejado la piel para lograr suplir con trabajo y esfuerzo las carencias económicas. 

Es septiembre, es momento de ‘echarnos a la calle’, de disfrutar, de brindar, de reír, de gritar y bailar en los conciertos… de aprovechar los últimos rayos de sol del verano antes de hacernos un hueco en la mesa camilla para resguardarnos del frío del invierno, que parece ya llamar a la puerta. Así sea.